sábado, abril 29, 2006

Colores

Qué pictórico es todo esto.

En medio de la niebla, el mar y la tierra aparecen borrosos ante mis ojos en una acuarela desdibujada. Sobre este papel poroso, los aivullitas aparecen sinuosos, resbalando ramilletes de colores, y me abrazan en un contacto húmedo, como el de unos zapatos mojados.

Cada uno de mis dedos son pinceles mojados por la lluvia trazando sinfonías coloristas. Mis brazos arrojan estelas ágiles de mis caprichos en movimiento.

Creo que estoy dentro de un arco iris.

viernes, abril 28, 2006

Los aivullitas

Los habitantes de este planeta tienen un carácter cambiante y dependiente de la fase climática en que se encuentren.
Los días de niebla son muy expresivos, abrazan con fuerza a sus conocidos y si encuentran a algún desconocido lo saludan igualmente apretando fuertemente sus brazos para sentirse a través de su gruesa piel.
Sin embargo los días de aivull, en los que no están cubiertos por nubes a su alrededor se sienten más desprotegidos y tímidos, cruzan sus miradas sin atreverse a fijarlas en el otro.
Una cosa si es cierta, el abrazo de un aivullita siempre es sincero y lleno de afecto, casi comparable a una aternurita efímera.

jueves, abril 27, 2006

Ganímedes está triste... ¿Qué tendrá Ganímedes?

El camarote hospitalario del crucero parece un camarote más. Huele a asepsia, es la única diferencia.

- Lo hemos localizado por la pulsera... aparece en el desierto, a la sombra de unas rocas... no sabemos cuanto tiempo lleva inconsciente. El destiltraje le ha salvado la vida. Tiene una insolación bestial... un poco más y el cerebro se le cuece como un huevo duro.

Mi cuerpo esta tendido y comatoso, cercado por dos personajes de blancas batas. No he sentido nada, ni pinchazos, ni caricias, ni electrodos sobre mi tórax, ni zumbidos de scanner.

- El doctor es optimista.

Me he estado cociendo en el crisol de Icaro, como un ladrillo de arcilloso adobe. Soy un viajero pretencioso... pretendo ser dueño de mis pasos. Solo soy un montón de barro en manos que no veo, que no siento, y que no me sueltan.
Yo no soy optimista... ni pesimista. No se nada. No tengo ninguna fotografía de mis viajes, de mis mundos conquistados. Ellos si se han quedado con algo mio, me han arrancado un trozo de aquí, otro de allá...
Me han dejado seco.

Resiliencia.
Unas pastillitas de resiliencia, por favor.

De esas que toman las estudiantes que no han sido invitadas a la fiesta del año, y las amantes embriagadas. O en gotas, disueltas en licores, como los que toman los elycs desesperados.

Resiliencia.

Hay un tejido, una trama misteriosa, hecha de muchas partes... cuando hay un hueco en esa trama, no se puede remediar con un pellizco... Ese hueco tiene un nombre propio. En su centro tiene una naturaleza aislada, un trozo comatoso de vida, abandonada y esperada. Puede estar cercada de bordes receptivos, repletos de Aternuritas cálidas. Entonces, enseguida crecerá, desde su centro, y rellenará su hueco. O bien, esta rodeado de bordes fríos, amargantes, y puntiagudos... solo dependerá de si mismo, de sus propias aternuritas. Tendrá que aprender a administrarse sus propias pastillitas de resiliencia, para crecer y rellenar su propio hueco, y darle sentido, su parte esencial de sentido, a todo el tapiz.

Junto a tu sonrisa, yo bailaba en una fiesta... una fiesta que tu no conocías, hasta que yo comencé el baile.
Me echaste de la fiesta... Yo solo servía para llenar las primeras copas... después todo continua de otras maneras. Los embriagados agradecidos, invitan al escanciador a la mesa, y le agradecen a el personalmente su arte y su oficio, y es invitado al ágape, y el se siente feliz. El encendió el fuego, escanció la primeras copas, hizo posible el primer sorbo de cerveza, y le gustan las fiestas, le gusta la felicidad de la gente.

Escucho el baile, las risas, y las copas que entrechocan... Veo el baile a traves de los ventanales, ninguna mirada es para mi. Ya todos saben donde está el vino, ya nadie se acuerda de Ganímedes. Las puertas están cerradas para mi. Llenar mi propia copa... es tan triste... brindarme mi propio arte... es tan fatuo...

¿Pero que voy a hacer sino?... Cuando me esfuerzo en brindarme mi propio vino, mi arte se vuelve mágico, mítico, esperanzado. Mi fiesta no tiene puertas, y todo el mundo esta invitado... Sí... eso pasa siempre, después de la primera copa... La primera es siempre amarga, como vinagre, como muerte... tan mala, que desaparecen todos los motivos para seguir intentándolo, como si fuera de láudano, olvido cualquier razón para volver a intentarlo. Parece una cuestión de memoria y olvido, de fe en mi recuerdo, de fe en mi arte... de confianza en el milagro....
Pero si mantengo la compostura, respiro para mantener el pulso firme y tranquilo, y escancio la segunda... Inaguro una gran celebración... Si, yo soy capaz de convertir el vinagre en vino, lo consigo con la segunda copa, o a veces con la tercera... pero maldita sea... ¡SIEMPRE LO CONSIGO!

Y están todos invitados a la fiesta.

lunes, abril 24, 2006

Aivull

Nos acercamos a un planeta lleno de grandes mares y extensiones de tierra húmeda y verde.
De vez en cuando, cuando el cielo está claro podemos observar como el mar se embravece y empieza a revollir. El agua cae desde los mares hacia el cielo formando unas nubes más espectaculares cuanto mas fuerte es la aivull.
Las nubes tienen un color verde-azulado muy curioso.

Cuando las nubes están muy cargadas y el sol las caldea el agua acumulada en ellas empieza a evaporarse, creando una neblina espesa, fertilizando las tierras, volviendo a llenar mares y ríos, humedeciendo a los habitantes y no dejándoles ver con claridad.

Poco a poco la niebla va reduciéndose conforme las nubes descargan su agua, hasta que el cielo queda completamente despejado, volviendo a comenzar el ciclo

Sus habitantes tienen una piel gruesa muy elástica, casi plástica, y unos grandes ojos hundidos en sus cuencas, de manera que les permiten tanto ver a través de la niebla como protegerlos del sol.

viernes, abril 21, 2006

La cabeza del Dr. Lemuel

Dormito en la calidez roja. Soy una liliputiense hollando plácida esta enorme cabeza peluda. La brisa recorre ruidosa la superficie, en rítmicos y broncos sonidos. Parece que Gulliver estuviese dormido.

Entorno los ojos. Acompaño al nómada en los largos viajes a mundos extraños, mucho más raros que yo. Mientras, acaricio la suavidad de un mechón de pelo. Tal vez nos encaminemos a Houyhnhnm, y viviremos para siempre en los establos junto a caballos sabios. ¿Mi gigantesco acompañante está planeando un viaje?

Abro los ojos con pereza y me incorporo. La luna ilumina furiosos reflejos encarnados. El paisaje es siniestro y perturbador, y poderosamente bello. Deslizo nuevamente mi cuerpo sobre la superficie aterciopelada.

Estoy imaginando tu rostro.

jueves, abril 20, 2006

De Lirium.

Alguien llama a la puerta de mi choza.
Su piel huele a jazmín, y espero anhelante como perro, que entienda mi silencio y abra la puerta.

Estoy encogido en el fondo más fresco y sombrío. la miro, enmarcada por la entrada. No puedo dejar de tiritar, sin poder articular palabra. Ella, despacio como una borrasca segura, se acerca a mí.

Todo se ha detenido menos ella.

La criatura que me hace enfebrecer, empieza a desgarrar un nombre de llanto a través de mi entraña doliente. Es el que ella, Oscura Madre, está obedeciendo.

¿Cómo podría saberlo? Ella taladra mis pensamientos:

“Si sabias, desde hace 10.000 años, pero desconfías, y tiemblas y lloras.”

Detrás de ella, veo aparecer al niño lama… estoy a punto de desmayar.

Ella me abraza, me acerca al infinito que pulsa calido en su vientre redondo y ondeante.

“Desconfías de mi, desconfías del consuelo… y tu herida no cesa de llamarme.”

El niño lama toca mi cráneo con su mala.

“¿Cuánta distancia hay entre el rumor del arroyo y su agua? ¿Que hay entre la piel del hijo y su madre?¿Entre el llanto y el consuelo?”

- Cada vez hay menos… - dije.
- Mírame – me insto ella – la desconfianza es nuestra distancia… Nuestro consuelo tiene el sabor de la certidumbre.

Eugenesia.

En este Edén hay sitio para todos, hay sitio para mí.

Estoy en una casa tranquila y aseada, cercada de murmullos blandos y trinos brillantes.
Este hogar quiere ser el final de mi viaje.
No añoro nada, no tengo nada…

¿Nada?

Solo tengo una herida, con profundidad y recorrido, infinitamente sangrante y fresca.
A veces, en este silencio sin tiempo, mi herida es como la entrada angosta de este edén, como la intimidad de una madre. Escudriño sus bordes, su latido, su brillo, y a veces parece que un secreto empuja desde dentro.

Soy yo mismo otro útero, y mi herida la deuda de otro nacimiento doloroso…

¿Es inevitable nacer de una herida?

Mi herida, abriéndose en este edén, donde la queja resuena como en el vientre de una cueva.

No cerraré los ojos, no dejaré de escuchar.

martes, abril 18, 2006

regreso peludo

Siento la cabeza embotada de tanto dormir y ronronear, hasta para un gato es demasiado.
Parece que ninguno de los pasajeros del barco ha bajado a este planeta, al menos yo no veo a nadie, claro, que teniendo en cuenta la longitud del pelo entre el que me encuentro inmersa, no se puede decir que vea mucho...
Creo que ha llegado la hora de volver al barco, vaya a ser que zarpen sin mi.
Me levanto desenmarañándome del largo pelo rojizo como puedo y me estiraaaazo como sólo los gatos sabemos hacer.
Menos mal que no me fui muy lejos de la rampa de salida del barco, porque a ver ahora como la encuentro si no.
Subo la pasarela y voy maullando para hacerme notar:
- Miau, ¿hay alguien por ahí? Ya podemos zarpar hacia nuevo rumbo.
Empiezo a lamerme, creo que me he traído pegados pelos del planeta, al menos estos rojos que tengo por todas partes no son míos

domingo, abril 16, 2006

Reflexiones de un gato mirando la Luna

¿Por qué cuando la luna está llena se pone tan gorda? Parece un gran balón rojo que pesa tanto que se puede caer en cualquier momento.
¿Es por eso por lo que la observamos entre sorprendidos y asustados?
Mira que si se nos cae encima… al que lo pille lo espachurra!

viernes, abril 07, 2006

Mamaaaa

Estoy muy entretenida persiguiendo un tapón de corcho que encontré en el suelo. Le voy dando con las manos pasándolo de una a otra rodando por el suelo. Cuando se me escapa un poco más lejos me agazapo bajando la cabeza todo lo que puedo y agacho las orejas para que no me vea. Llevo todo mi peso a las patas de atrás y …. SALTO sobre el tapón sorprendiéndolo, jaja, te pillé. Lo atrapo y lo muerdo para que no se me escape.

En esto que me veo luchando con el tapón junto a la rampa de salida, el barco ha vuelto a detenerse junto a un nuevo planeta. Dejo el tapón a un lado olvidándolo y me asomo para ver que aspecto tiene este lugar… Dios mío, los ojos se me llenan de lágrimas, no me dejan ver bien, pero parece ser una panza de gigante de gato!

Desde que subí a este barco nunca he bajado a ningún planeta, pero esto es demasiado para mis instintos, no puedo reprimirlos y corro todo lo que puedo rampa abajo.

Al poner mis patas sobre el planeta un ronroneo incontenible invade todo mi cuerpo, los ojos se me entrecierran, la boca se me hace agua y siento una inmensa placidez, como una sonrisa interior que me calma.

Avanzo unos pasos y empiezo a amasar el suelo del planeta entre la masa de pelos. Mis patas se aflojan, me tumbo sin dejar de amasar esta enorme panza de gato, me siento protegida, me sumerjo en un estado de semiinconsciencia.

jueves, abril 06, 2006

El planeta peludo

Una o dos constelaciones más allá de Ícaro, nos encontramos con el planeta peludo.

Es un planeta pequeño con un sol diminuto alrededor del cual gira pesado y alegre, como un gato gordo. No necesita más astro que aquél, puesto que ya cuenta con su propio abrigo.

Peludo como es, sus habitantes tienen una curiosa forma de andar, alzando mucho las rodillas para no enredar sus pies en semejante alfombra y tropezar. Afables y tranquilos, gustan mucho de charlas sin fin tumbados a la tibia luz del atardecer, cuando el pelo de su suelo, rabiosamente rojo y brillante como irlandés endemoniado, les ofrece un calor materno y ancestral.

Los amantes emocionados se regalan mutuamente mechones traídos de las antípodas del planeta. Sus parejas los reciben con ardor, devorándose con ímpetu, escondida su pasión a los ojos de los demás bajo el manto velludo.

Algunos quisieron peinar sus rojos cabellos. Fueron sorprendidos por la locura de lo indomable. Abandonaron la misión.

Atiende, escucha la brisa. No tiene el sonido melancólico de las hojas secas de otoño. Es algo más cálido, más espeso.

... y tengo sueño...

La Madre Oscura, supongo.

Esta amaneciendo cuando llegamos a la roca, abierta en su centro.
Es inmensa en mi vigilia, mucho mas asombrosa que en la visión.

Entramos en su fresca y húmeda oscuridad, rozamos su piel, besamos su limo.
Vemos la luz esmeralda al final...

Y acercándonos, nuestros oídos se abren a voces sin sed...

Soy abrazado y agasajado, por niños curiosos, por mujeres tímidas, por hombres afables...
Soy desnudado y conducido a un fresco y umbrío baño.

En mi baño, soy impúdicamente observado por una mujer. Su piel es de bronce y sin edad. Sus pechos son el principio de la generosidad. Su simetria es perfecta. Su vientre palpita con la redondez de un universo gestándose. Me mira serenamente, con una tranquila sonrisa, engastada entre cabellos azabache y ojos negros...

El rumor del agua, pudiera ser el de mi llanto. Pudiera no acabarse nunca, y estar fuera del tiempo.

La Sed y la Pena

Estoy aquí, en movimiento, caminando para no hundirme en la pena de la Sed.

La Sed es olvido, sabor y lujuria. Casi un placer amargo.

Es sangre líquida que borbotea dentro el corazón, la búsqueda, el pálpito tranquilo de algo infinitamente hermoso que has de recibir con tus labios. En mi cabeza se agolpan velos de espejismos, con texturas de agua fresca y permanente. Una fruta abierta y madura, un melocotón de verano en invierno, un voluptuoso paisaje nevado en verano. Un otoño tranquilo. Una primavera valiente.

Los de aquí ya han olvidado su Sed. Se abrazan unos a otros lamiendo sus líquidas heridas.

Y desde mi bastión inexpugnable de dunas y castillos de arena, al contemplar a los icaritas, ni una sola lágrima derramada me sorprende. Ya no tengo Sed. Se ha convertido en una inmensa pena seca en el centro exacto de mi garganta.

miércoles, abril 05, 2006

Hogar, dulce hogar.

Descanso de una travesía ansiosa. Ahora tengo una visión.

Mi aereodeslizador alquilado me ha obligado a apearme en medio de la nada, quiere regresar al lugar del que nunca quiso salir...

He llegado a unas rocas donde arrancar un poco de piedad a los soles.

No estoy solo.

Escucho un canturreo...

Sigiloso, lo voy acechando; Canta un nativo, otro nómada desconcertado, acurrucado en el frescor.

- Ven hombre, sientate a mi lado...

Cuando me acerco aprieta mi brazo a modo de saludo. Siento como si hubieran hidratado cada una de mis células.
- ¿Sabes? - me dice - Yo algo recuerdo... vuelvo a casa, en el vientre de la roca.

Siento el corazón rebotando con violencia dentro del pecho.

- Todo lo demás, esta olvidado... ¡No importa!... - me sonríe sosteniendose la tripa - ¡Está llena de recuerdos!... Alguien me enseño... no se cuando, ni quien... solo recuerdo lo que aprendí y no olvide... ¡Todo está aquí dentro!... el camino a casa... - Y señalo con precisión, sonriendo a la extensión enmudecida. Luego fue como si se desmallará, se recostó en la roca, y con una voz cavernosa empezó a hablar desde un trance que me ponia los pelos de la nuca de punta:

"Lo que nuestras vísceras recuerdan lo hemos convertido en escasez, sueño y frustración... en mercancía, economía y administración. Bendita memoria y bendito olvido, pienso... Bendito el olvido de la mentira de la escasez, y bendita la memoria del edén. Convertir la memoria de lo entrañable en un mito, nos condena al infierno de la frustración. Si no quieres morir desengañado, no vivas engañado. No hay mas edén que el que nos prohibimos a nosotros mismos; Basta ya, desmontemos nuestras casas, regresemos al hogar."

Gracias por su visita.

Veo una roca, como un grito inmenso y dorado, tronando en el silencioso corazón de Icaro.
Veo que esta abierta en su centro, como una mujer, húmeda y fresca.
Vuelo enseguida, y entro rozando el limo de sus paredes. Es un santuario para el sediento, un consuelo para los labios cortados, que besan su frescor como los niños besan los dones de las madres.
Hay un fin para la oscuridad en el final de su entraña, una luz tamizada de verde.

Veo gentes afanadas y felices, entre infinitos rumores del agua, entre consoladoras sombras, donde crecen árboles y arboledas… Veo una buena vida.

Pregunto a unos ojos risueños y azules: “¿Dónde está el edén?”

Su respuesta me hace despertar: “¿Qué es el edén?”

Despierto chapoteando en el jacuzzi.

Lo encontraré.

martes, abril 04, 2006

Pepsi o Gata-Cola

No se que es lo que a alguien se le había derramado cerca de la proa del barco, tenía un olor dulzón y era de color oscuro.
Que le vamos a hacer soy muy curiosa, lo llevo en la raza y no pude evitar probarlo. Desde ese día estoy… como diría…


No duermo bien y tengo un nudo en el estómago.
¿Serían restos del anuncio de ese maldito mono que me encerró? ¿seria Gata-Cola? O ¿sería algún resto de feromonas que cayera dentro del barco antes de poder huir del planeta anterior?

A ver como contrarresto el efecto. ¿algún consejo?

Espejismos

La ciudad velada temblaba a escasos metros de mí.
Entré.
Avenidas arboladas me saludaron vistiendo de sombras mi piel.
Me zambullí en los torrentes de brisas frescas de sus calles, flanqueadas por canales de piedra donde corrían y saltaban serpientes de transparente agua.
La noche se cerraba. Un cielo añil despertaba plateadas estrellas sobre las cúpulas.
Bostezantes pórticos de blancas casas me invitaron a conocer la soñolencia de los jardines que dormitaban en sus estómagos, arrullados por melodías de agua.

Un dragón de piedra con largas barbas de musgo me ofreció la gema liquida que manaba de su boca.
Me incliné ante el altar borrando con mi deseo el sueño.

La ciudad velada se deshizo, la garganta me abrasaba terriblemente.

"Esta noche la luna ha cubierto el desierto con las pieles de mujeres insomnes"

Soy un caminante, una caravana de un solo nómada. Ya conozco estas dunas.

Esta amaneciendo cuando llego a culminar una cresta, y veo el Paraíso.

Es indignante.

Es un paraíso de verdad.

Es un “tourist resort”.

Veo una región inmensa, veo lujosos hoteles, campos de golf, piscinas interminables, edénicos céspedes…

Las murallas de este edén, son de escasez. Una escasez de verdad. No una escasez verdadera, sino una escasez de verdad.


Me abordan un grupo de morenas valkirias, salidas de la plenitud. Una de ellas, sin dejar de sonreír, escanea hábilmente mi pulsera de plástico, y su sonrisa cambia sutilmente…

“¡Bienvenido al paraíso! ¡Su bungalow está preparado señor Altaír!”

Soy amablemente invitado a subir a un aerodeslizador.
Siento un picor en el cogote. Miro a mi alrededor, y en la distancia que mis ojos acostumbrados a la extensión pueden dominar, veo otra escena; Otro nómada, más entusiasta, agita los brazos frente a la visión. El no es un turista. Su cuerpo esta curtido, alargado, desecado por el crisol de las arenas, su destiltraje es pobre y precario. Igual que yo, es abordado por la exuberancia, igual que yo es escaneado… hasta que desaparece en un relámpago instantáneo…

“No se preocupe, señor Altaír, es solo un fanático religioso; Acaban interminables peregrinaciones desintegrándose… Nunca conseguimos hacerles desistir”
Me sonrie con una sonrisa conocida... Es una autentica y refrescante Amargurita...

Vuelvo a sentir la bofetada de la escasez de verdad.

Pero… la verdad escasa… ¿Es menos verdad? ¿O es que la escasez, es solo un espejismo?... Lo meditaré en la soledad de algún jacuzzi, con una caucasiana.

lunes, abril 03, 2006

Carta a un amigo

Querido "Caspa":

Sé que incluso para un chimpancé superdotado como tú, cumplir mis compromisos profesionales en la Tierra mientras estoy ausente, puede ser una tarea ardua y pesada. Así que comprendo que a veces necesites airearte y salir de juerga por el Paseo Marítimo. No me importa que te estés poniendo mi ropa, ni que hayas quedado para cenar varias veces con mi novia. No me enfado por las cosas que- ella me ha contado- le susurras al oido cuando te pasas con el tequila- qué demonios, yo también soy humano y te comprendo- ni porque pagues las consumiciones con mi tarjeta de crédito (claro, para dibujar por mí, has aprendido a copiar mi firma a la perfección, pillastre). Esos son pequeños deslices. Y qué son nimiedades semejantes entre colegas que tienen confianza... mucha confianza... confianza como para dejar que me estés cubriendo las espaldas en el trabajo.

Te digo todo esto, porque no puedo evitar estar un poco inquieto. Ángel tiene un minitelevisor con el que hemos conseguido sintonizar la TV terrícola y... bueno... hace unos minutos... juraría... JURARÍA QUE HE VISTO UN CHIMPANCÉ CLAVADITO A TÍ, HACIENDO DE TAXISTA EN UN ANUNCIO DE PEPSI.

¡¡¡¡¡Jodido mono!!!! ¡¡¡¡ como me la estés jugando y me hayas dejado vendido en el curro !!!! ¿¿¿¿se te han subido los plátanos a la cabeza y te crees actor???? ¡¡¡¡¡¡¡espero por todos tus símios que no se trate de tí porque si no yo te-te-te...!!!!

Afectuosamente tuyo

-Mel