viernes, julio 28, 2006

Lluvias y flores

Tal y como era de esperar, después de la tormenta llegó la calma, y con ella las flores que aparecen tras una lluvia caladera.

Esas flores brotan silenciosas en el interior, quizás no sean visibles desde fuera, pero yo ya siento sus semillas germinando dentro de mi.

Lo esencial es invisible a los ojos; no se ve si no se mira con el corazón.

martes, julio 18, 2006

Hoy el día está nublado, como yo.
La mayoría de los viajeros miran al cielo con ilusión o con esperanza de que caiga una tremenda tormenta de cerveza, parece que se avecina.
Mi corazón sólo destila lluvia de agua salada que brota de mis ojos.

Para colmo hay quien quiere echarme de mi camarote azul.
Una pastilla de resislencia, por favor.

Mi única esperanza es que después de la tormenta, viene la calma.

lunes, julio 17, 2006

Génesis

Al principio la jarra estaba vacía y vio Dios que eso no era bueno, así que encendió la luz y buscó en el frigorífico y este carecía de cerveza. Y exclamó Dios al abismo:
-¡Hágase una pinta de cerveza!-
Y el diablo preguntó a Dios:
-¿Es eso acaso bueno mi señor?-
Y Dios le contestó:
-Bueno va, que sean dos-
Y brindaron durante siete días y siete noches.
Y viendo Dios que las birras se agotaban creo un planeta en la nada en donde mares de cerveza brotaran hasta el fin de los días y sabiendo que su obra era buena la llenó de seres que pudiesen disfrutar de ella. Satisfecho Dios volvió a brindar con el diablo y quiso acompañar el brindis con un pincho de tortilla.

Alabado sea el señor, santa cogorza líbranos de todo mal y de la jarra vacía.

Amen

Génesis 1 y no recuerdo más, del libro sagrado La Santa Biblia del Planeta Pilsen

Menudo colocón

Me alegra mucho ver que casi todo el mundo reaparece por alguna parte del barco o en sus inmediaciones sobre colchonetas de plástico. Incluso me parece ver a más de los que se supone que viajamos en el barco, o la tripulación se ha lanzado también al mar de cerveza o veo doble.

Yo no se que hacer, los simples efluvios que desprende el planeta ya me están mareando, esto unido al calor que hace y a que hace días que no consigo comerme un ratón de un tamaño medianamente razonable, me hacen sentir como que las patas tienen que desplazar el doble de mi peso real. Me cuesta moverme y lo hago dando tumbos.

Aun intentando refugiarme en mi escondite azul me siento mareada y con el estómago entre vacío y embotado por las burbujas que suben y bajan por mi laringe. ¿Quién ha visto alguna vez a un gato eructando? Pues hay uno en el barco.

Definitivamente, no me sienta bien la cerveza.

domingo, julio 16, 2006

A plomo...


En el idioma local, el planeta frívolo se llamaba Planeta Pilsen.

Y lo peor del planeta Pilsen ... es cuando son las 4 de la tarde y te cae a plomo todo el peso de su etilidad. Alrededor del barco, un mosaico flotante de colchonetas hinchables de colores se redibuja constantemente por la deriva del agua. Todos, pasajeros y tripulación, dormitamos felices a la sombra del casco de nuestro galeón. Mecidos por el mar. Arrullados por el viento. Y cocidos por la cerveza.

¿Todos?

No. Sólo había una criatura en el barco a la que aterrara tanto el agua (aunque fuera amarilla y divertida), que había preferido pasar calor en cubierta, en lugar de arriesgarse a flotar en una colchoneta que, por otra parte, poco habría tardado en pinchar con sus uñas...

La gata.

Y fué la gata la que sorprendió al comando de pingüinos con pasamontañas, escondidos en la sala de máquinas y haciéndole un "puente" al barco para robárnoslo...

sábado, julio 15, 2006

El planeta Frívolo

Los inmensos mares de este planeta acuático proceden, sin duda, de reacciones químicas subterráneas que provocan la fermentación de unas algas abisales muy parecidas a la cebada terrícola y liberan radicales alcohólicos que....

¡¡¡¡¡Un planeta cubierto de CERVEZA!!!!!- el grito de todos los marineros al unísono interrumpe la erudita explicación de Altair.

Por primera vez, el personal del barco olvida sus modales y, en lugar de ayudarnos a desembarcar, se lanzan de cabeza por la borda entre gritos de júbilo. La música estalla por la megafonía. Y todos los pasajeros bailan como locos por la cubierta, en bañador y bikinis (bueno, también he contado ya ocho tangas), poseidos por el espíritu del Gran Barril...

Ángel y yo- jarras en mano y chistes malos en boca- parecemos un remedo cutre de Cals y Berg (o de Epi y Blas). Erika se columpia en el ancla cantando. La gata se ha bebido una escudilla de rubia y está caida de espaldas ladrando. Damocles se pasea con un bigote de espuma. Y Pepa... ¿¿¿¿Pepa es la que ha saltado por la borda llevando toda la conga detrás suya????

Esto parece un anucio... el planeta es muy frívolo...

Pero qué demónios... en la Tierra ya debe ser verano.

jueves, julio 13, 2006

Forma sobre fondo

En el fino velo de una tímida lluvia me refresco y calmo esta impasibilidad. Todos parecen tan bellos y tan raros en este planeta sin sombras...

La invisibilidad de volúmenes y texturas provoca extrañas impresiones. Las narices se ausentan de sus rostros, respirando el aire de otros planetas tal vez. La belleza tiene un halo de perfección inmaculado., genuinamente irritante.

El caso es que me ando tropezando con todo... no acabo de acostumbrarme. Es curioso cómo llegué a configurar mi visión del mundo, donde las cosas que veo existen y son gracias a la ausencia de otras.

martes, julio 11, 2006

Cuando sobra el aire


Cuando te tiras más de dos meses embarcado, sin salir del barco y pese a estar en puerto, cualquier atisbo de romanticismo cae a lo más profundo del océano. Amigos anónimos. En ocasiones os he podido leer unos minutos para comprobar que seguís escribiendo sobre mundos más grandes que pequeños. Ironías del destino. Muchas veces vuestros espacios discurren por el mar, la navegación, los compartimentos y el horizonte. Por el mismo terreno en el que se consume mi vida. Y debo sonreir porque a medida que pasa el tiempo siento que me encuntro en una cárcel que surca los mares.
De niño soñé con los océanos, los piratas, las islas, los atardeceres infinitos, las miradas perdidas, las velas, el misterio y mil aventuras. Llevo meses sin atracar en ningún puerto en condiciones, de esos que puedan garantizarte una pequeña escapada que te haga olvidar que debes regresar a tu prisión. A ese pequeño mundo (os aseguro que éste sí lo es) que lo conforman 14 marineros de multiples nacionalidades, exóticas pero vacías (los salarios ruinosos y el hambre de necesidad han transformado la marinería) y azul infinito por arriba y por abajo. Transportar cemento o contenedores no conlleva fascinación alguna.
Durante años busqué el lado enriquecedor de mi trabajo pero ya estoy cansado: de buscar y de engañarme.
Mi periplo mediterráneo me permitía conectar de vez en cuando desde algún ciber próximo a puerto. En la niebla ruidosa de los canales de radio internacionales, donde no cambían los mensajes, ni los políticos, ni la misma basura una y otra vez (curiosamente este guión se repite en todas las partes del mundo) fue un descubrimiento topar con vosotros. Cambiar de barco y de océano me volvió a privar de mi oxígeno vital.
En el puerto de Libia pude leer algún comentario en mi blog con una palabra contundente, "desafinas". Y es verdad. Creé la espada un día que necesitaba gritar. Parece una tontería pero la llegada a los barcos de personal fundamentalmente de países africanos hace aún más terrible este aislamiento. Son trabajadores, honrados, de mirada transparente y buenos amigos, pero en su vida apenas existe un poblado rural, muchos hijos, y un deseo irrefenable de huir aunque les cueste la vida para que la comida llegue a sus casas. Esto, fútbol y poco más. No puedes hablar del bien o del mal, de los libros que acumulo en mi reducto y, lo que peor llevo, ni siquiera puedes bromear. La espada nació un día que estaba harto de ver cómo las mujeres son tratadas, maltratadas, en más países del mundo de lo que imaginamos. Una noche fui testigo de un apaleamiento brutal y despiadado hacia una mujer que jamás hizo nada. A la que tiraron al mar desde el muelle. Murió y su cadaver flotó junto a nuestro barco durante días sin que nadie nos hiciera ni puñetero caso. Todo se debió a un malentendido. Pero daba igual. Ella se atrevió a defenderse ante el policía que la increpó en vez de mirar al suelo y soportar unos porrazos. Una semana despúes recordaba a aquella mujer que apenas tendría 25 años mientras cruzaba Gibraltar y se aproximaban algunos veleros con mujeres sonrientes, bronceadas y superficiales. A un lado Africa, millones de mujeres sometidas. Al otro Europa. Llegué a puerto y escribí, como si fuera una mujer. Desafiné, pero no lo pude evitar. Creí que jamás volvería a escribir.
Esta es mi vida. Dura, solitaria y carente de romanticismo. Seguro que si os tuviera en mi barco todo sería más llevadero, pero este porvenir no se lo deseo a nadie. Seguid en vuestros grandes mundos, que yo os observaré desde cualquier rincón del mundo.
Creo que mi próximo destino volveré a pisar el Mediterráneo, cuna de culturas, civilizaciones, bla bla bla...la cuna que de seguir así nos enterrará a todos, pero al menos os podré leer con cierta frecuencia.
Un saludo al viento. Feliz verano.

domingo, julio 09, 2006

Todos tenemos algo que esconder

En este planeta no se pueden utilizar las sombras para este fin.

Pero ¿y cuando queremos ocultarnos algo a nosotros mismos? Entonces no hay planeta, con o sin sombras, que nos sirva. Intentamos esconderlo en lo más recóndito de nuestro interior, pero tarde o temprano acaba asaltándonos y quizás entonces nos habíamos olvidado tanto de ello que no lo reconocemos, con lo que nos producirá aun más terror.

¿Pueden las flores ayudarnos a superar esos miedos escondidos en nuestro interior?
Eso espero

sábado, julio 01, 2006

No lo conseguí

Fue imposible apartar de mí esa sensación de pánico. Para que haya luz tiene que haber sombras, un claroscuro esencial y básico. Vital.

Sin embargo, la ausencia de sombras en este planeta me ha dejado fría, perpleja, y también asustada. Todos queremos o tenemos algo que esconder ¿dónde lo hacen ellos?