La famosa entropia del viajero

Soy un viajero delicado, el tiempo y el espacio, en vez de dejarse... me atraviesan la conciencia como una amante que decide que su lugar es arriba.

Soy un viajero enfermo de entropia invisible y ciega, no distingo mapas ni caminos, ni estrellas fijas ni circumpolares a ningun pequeño polo.

Sere otra cosa, con otra ola del tiempo.

El borracho de Andur

- ponme otra gopita! hics!

El borracho de Andur, así era como lo llamábamos, apuraba su vigésimo tercer vaso de cazalla. Y aún quería una más.

El borracho de Andur es un hombre de amable trato, voz honesta y hábitos decentes. Pelo ralo y piel gastada. Le gustan los animales y el fútbol. No ha querido luchar contra el mundo y piensa que no tiene por qué.

Pero, como muchos, no quería vivir en esta dictadura de mierda, llena de odios atávicos, vicios reprimidos y jerarquías de sangre. Se le lleva viendo por el Andur aproximadamente un año después de la llamada era PostCaos, cuando descubrió que los gestores psíquicos del Estado Supremo y Elemental (ESE) no podían ejercer ningún control sobre su mente ebria.

Pecador y confesor de todos aquellos secretos que no se pueden guardar, todas las pasiones irreprimibles. Escuchante de putas y revolucionarios, de idealistas y trasnochados.

Y borracho es la única forma de mantenerse ebrio.

¿Lo ves? Es aquel hombre taciturno sentado en la esquina de la barra.

Un mundo doble (I)

¿Habremos ido en el mismo barco? Nadie me cree, pero cada día hay más gente a la que le gusta navegar. Antes sólo había aventureros ansiosos de tierras incógnitas, hoy en día también se siente muy adentro la necesidad de redescrubrir la tierra ya pisada, lo que otros ojos han visto y otro corazón ya ha sentido. Creo que es mejor así, viajar despojados del afán de ser los primeros, para ser recordados, como si eso fuera importante una vez atravesado el estígia... Esa brisa de mar, el olor, su sabor; paladeo cada micrograno de sal que transporta el aire. El barco surca lentamente el océano. Es como un sueño, pero mientras más lejos estoy de la costa menos recuerdo lo que allí viví, incluso quién era en tierra firme. Se podrá de alguna manera dejar de ser. ¿Se prodrá forjar un ser completamente nuevo desde unas simples cenizas? Siento la soledad como una paz infinita. Pero, qué ocurre, está entrando agua por todas las partes del barco, por los lumerales, escotillas, no puedo escapar el agua ya me está cubriéndo los pies; cómo ha podido ocurrir esto en tan poco tiempo, todo era calma y coherencia y ahora es desesperación, cómo puede ahogarme un océano que tanto amo y que me estaba, hace unos instantes, dándome la vida, qué es esto que ahora no...

Coño, qué mierda pasa. Joder, en pleno sueño y... la sábana húmeda, pero, no puede ser, esto no me ocurría desde los tres años... Por todos los Dioses, me he meado en la cama. Qué desastre. Mierda de sueño, él ha tenido la culpa de todo, a mi edad y con estas gilipolleces. Mira que me toca los huevos el gran líder y su consignas higiénicas, pero es que tiene más razón que un santo, soñar es seriamente perjudicial para el bien mental del ciudadano y del Estado en general. Lo mejor es que vuelva a pincharme valium 3x Pro y me deje de tonterías, un día me van a hacer un reconocimiento psíquico y me voy a cagar con las patas abajo. Ya está bien de lloriqueos, me pego una ducha y bajo dando un paseo a la cafetería de Andur, hoy me apetece ir fuerte, muy fuerte. ¡Je, je! Barquitos y océanos, sí el oceano de información que tengo que computar en el CO33 antes de ingresarlos en la base de datos. Y todo ese costo para nada, quién coño va a revisar toda esa información sin sentido.

Es extraño, lo sé, sí, lo sé, pero me veo reflejado en el espejo del cuarto de baño y veo a otra persona, no es la figura, el semblante es el mío, pero la expresión, es la expresión la que me fascina. Pero... qué tontería, ese tío soy yo, y ya está.
Este traje de cuero con bioreguladores me hará justicia, seguro que encuentro un buen plan para hoy. Hoy estoy imparable.
Me gusta la ciudad, la gran megalópolis, con su velocidad, con su ruido, ¡arrrg! Me dan ganas de gritar y que este grito rompa todo el silício de las conexiones energéticas del edificio, para que así se deplomen y empiece una gran batalla por la supervivencia. Joder, hoy estoy un poco violento. Nada que no pueda arreglar el bueno de Andur y sus cócteles de tequila Don Julio Reposado, lo mejor que han hecho los mejicanos. Bueno eso y el guacamole, ¡umm, está de escándalo! Me está entrando hambre.

¡Eh, hijo puta! ¡Mira por donde vas! Gilipollas, la gente pasa un kilo de tí cuando vas en moto. Cago en to. Y eso que no paran de bajar el límite de velocidad, dentro de poco llegaré antes llendo a pie. Pero estoy seguro, la gente es sumisa porque el control psíquico es mensual y obligatorio, pero hay mucha gente que se escaquea, al final todos se relajan, todos nos relajamos y podemos salir por patas, escapar de esta puta presión, de esta sociedad del bien común mecánico, de las cámaras de vigilancia callejera, del control de ADN, de los gestores psíquicos.

Bien, al fin he llegado, ahí está el bar de Andur. Es hora de flipar.

(continuará)

Paseos soñados

"No te esperaba", me dijiste. "Vamos".

Tendiste tu mano hacia la mía. La cogí. Era justo como la recordaba, recorrida por abultadas venas y con esa enorme cicatriz en el pulgar. Pero suave, la mano más suave que jamás he tocado. La acerqué a mi nariz y me llené de su perfume. La besé. Hacía tanto tiempo que soñaba con hacerlo...

"Siento no haber venido antes", le dije. "No importa, no esperaba que nadie viniera, es la primera vez que disfruto paseando sola", me respondió. "Ahora que mis piernas son fuertes no necesito a nadie, sólo el placer de una conversación si a ti te apetece". "¡Si, si!". Era lo único que quería hacer.

A las dos nos encantaba pasear, lo recuerdo perfectamente. Y esa sensación nunca olvidada de placer sosegado me arranca del corazón una lágrima incontrolada. "¿Por qué ahora?", entorna los ojos y me mira extrañada, "estoy mejor que nunca".

Un paseíto?

a cada paso que avanzo en mi ingenuo paseo, me acerco cada vez más a ti...

y me alejo cada vez más de lo otro.

Esta sensación dominical es placentera, como un sueño reparador.

Te recojo a las 11 y damos nuestro pequeño gran paseo. Te espero en la puerta de tu casa.