viernes, mayo 23, 2008

La muerte que une

Por momentos, mientras el crucero dialoga con el mar abiertamente, me siento feliz y solo.
Todos los tripulantes están silentes y translucidos, cuando no ausentes.
Mi mente atraca en puertos fantasmales que me agrada visitar.
El ritmo binario del mar me habla. Me cuenta sobre las contradicciones, y las uniones.
Podría disculparme con el mar, por no querer nadar en el… podría convencerle de lo innecesario que es sumergirme en su masa… o bien, convencerle de mi existencia como navegante… aunque el no pueda verme con ojos de humano… Todo es fútil.

Me tiro en la cubierta… Nubes tranquilas en un cielo infinito.

Adviene una reminiscencia de nuestro encuentro con los Elycs… El recuerdo de una especie de hiena, que caminaba en círculos rodeando a una extraña criatura, amorfa, inmóvil y ruidosa. Los círculos del animal eran obsesivos, no atacaba al monstruo, y parecía incapaz de dejar de acecharlo… e incapaz de atacar… incapaz de abandonar… Solo la rodeaba, igual que un lama a su estupa.

Otra imagen… no recuerdo donde la vi, si alguna vez ocurrió: Un leñador se acerca a un árbol caído, hasta su corte, y en el lugar donde se separo el tronco, coloca el filo de su hacha.
Con un esfuerzo imposible, sobre humano, tira del hacha, y el árbol vuela disparado levantándose del suelo, y se une a su otra mitad, como si nunca hubiera sido asesinado…

La muerte de las cosas ha de dejar un silencio… pero me aferro a los ruidos de una bestia grotesca… como aquella hiena.

Es un bello silencio.

lunes, mayo 19, 2008

Silentis Parallelum

No se cuanto tiempo llevo aquí, en la cubierta… contemplando sin cálculos, el danzar del sol sobre el horizonte… las estrellas. El silencio me acompaña.
Imagino universos paralelos de los que participo como compensación.
En algún lugar en el tiempo y el espacio, hay un bocazas hablando con la boca llena, incapaz de reprimir la compulsión de salpicar su tibia naturaleza sobre la cara de la gente de bien… y yo estoy aquí, callando o clamando silencio con silencio.
El sol ya no me daña, y los labios agrietados no me molestan. Mis ojos se han vuelto azules.
En un universo paralelo, alguien se ha ido de la lengua… por eso estoy aquí diluyéndome en el azul de azules.
¿Quién habrá tenido que soportarle?
¿Por qué mi fastidio no cruza fronteras cuánticas y le hace callar de una puta vez?
¿Por qué no es suficiente tanta intención?

Menudo universo seria este… si nuestros pensamientos fueran tan materiales como bofetadas o besos… si nuestras victimas escucharan el bajo sostenido de nuestra frustración, o la cansina melodía de nuestra carencia… Sería un infierno generosamente compartido, un desangrarse orgiástico, un pandemónium. Sería como el mundo que ve el que no quiere ver, como la vida que vive el que no quiere vivirla.

Me apetece estirar todos los miembros, encontrar un solitario sendero, estar seguro de que no perturbo el silencio de nadie, de que no soy una voz, un lema, atrapado en el cráneo de nadie. Quiero un sendero nuevo, que se parezca a los más bellos que ya recorrí. También deseo que ese sendero me lleve a un acantilado, desde el cual pueda encender y mantener, como si fuera un faro, la luz de mi conciencia. Y deseo más cosas…