La Casa Assombrada
Como una lapa aérea, no me despego de la cubierta, nunca tengo suficiente brisa, suficientes azules.
El horizonte lineal, es la pantalla de pensamientos que se me muestran alucinantes, como delfines jugando, como aletas de tiburones emergentes.
Me siento encantado, en el sentido brujeril de la palabra, y despierto brevemente, solo un instante cada vez que una mano de espuma se estrella en nuestra quilla.
Recuerdos que nunca creí tener aparecen como medusas extrañas… y los reconozco como medusas que nunca quise tocar, demasiado tarde…
Si mi mente fuera una casa… en aquella tierra firme y seca… seria una casa assombrada, una fiesta de fantasmas.
Quiero mudar a otra casa asombrada, donde los árboles viejos invadan las mentes con su frescor, secuestren las sombras e impongan la monarquía absoluta del silencio vivo.