Podemos navegar
Me gustan los úteros... Son como los camarotes de un lujoso crucero. Entonces se llega a puerto, y puede que te olvides de salir. Pasa el tiempo, y ya no te acuerdas como te ataste a ti mismo con las cortinas de terciopelo, haciéndote cautivo de tu pequeño camarútero. El tiempo ha hecho que el camarútero se haga más pequeño... ya casi no puedo moverme, y el aire empieza a ser irrespirable. Ya no recuerdo el primer tacto del terciopelo, antes de que se petrificase en mis muñecas y en mis tobillos, ahora sus nudos endurecidos, son fríos como grilletes...
¿Qué habrá sido de los otros pasajeros? Ya casi no me acuerdo de ellos... no se oye nada. Han debido de marchar, hace mucho, porque no recuerdo cuando deje de oírles. No recuerdo cuando dejaron de cambiar las estrellas que consigo ver desde el ojo de buey. Ahora ya las conozco... como un reloj, la estrella polar fija, y la osa menor girando lentamente a su alrededor... Tampoco recuerdo el ultimo amanecer...
¿Y porque este cavilar? Me gustan los úteros, me gusta este camarote, me gusta ver la estrella polar... Algo me esta incomodando...
Siento algo en la espalda... Es muy difícil girarme... ¿Soy yo el que crece, o es el camarote el que quiere aplastarme? ¡Es la puerta! ¡Esta abierta! Se abre hacia dentro, y esta presionando mi espalda. La empujo con una desesperación que no recordaba... Esto era el miedo!! Querer cerrar y no poder cerrar!!
La puerta ha cedido... estoy tirado, con medio cuerpo en el pasillo y medio cuerpo en la habitación... Respiro con dificultad, la entrada me esta estrangulando... y el sofoco me hace enrabiarme... ¡Esto era la rabia! ahora lo recuerdo... ¡Resistirse al estrangulamiento! No puedo explicarme como, pero consigo salir del camarote... Intento ponerme de pie en el pasillo, pero me golpeo la cabeza con el techo... De pronto, me doy cuenta de que mis grilletes de terciopelo apelmazado se han hecho trizas...
¿Quién empujaba mi puerta?... Todo el barco empieza a crujir a mi alrededor... ¡Tengo que salir de aquí! Esta sensación... también me resulta familiar ¡Supervivencia! No sé a donde voy... solo corro...
Consigo salir a la cubierta... ¡Aire! ¡Espacio! ¡Frio! ¡El cielo abierto!
El barco se esta colapsando, y veo como se traga a si mismo mientras se hunde. Encuentro la estrecha pasarela y consigo pisar tierra firme, en el ultimo momento... Me mareo... Todo se mueve, siento nauseas.
Estoy agotado. Caigo en un sueño sin sueños.
Luz tras mis párpados cerrados... calor en mi rostro... ruido en mis oídos, golpes y roces en mi cuerpo tendido.
Me froto los ojos mientras el ruido de una multitud se hace ensordecedor. Abro los ojos, la luz del sol me daña, pero veo que me estoy levantando en medio de una multitud que vocifera en una misma dirección saludando o despidiéndose. El sonido de una Sirena aterra mis oídos. Alguien tira de mi manga.
Es un niño asiático, rapado, vestido como un lama.
- ¡Hola! ¿Tiene usted miedo?
Muevo la cabeza, asintiendo.
- ¡Estupendo, venga conmigo!
Me conduce a través del gentío, sin soltarme la mano.
Dejamos atrás a la caterva, y nos acercamos a un pequeño grupo. Parece que están esperando cerca de una pasarela para embarcar en un velero amarrado.
Con los ojos doloridos por la luz, veo a una chica que va corriendo hacia el grupo, para agotada y saca algo del bolsillo, y parece que empieza a llorar.
Alguien del grupo nos hace señas. El niño acelera el paso.
Llegamos junto al grupo, dos hombres y dos mujeres... Nadie dice nada...
El niño suelta mi mano, y sube corriendo a la pasarela, y desde allí, se dirige a nosotros:
- Escuchen atentamente. Exploren el miedo. El miedo explorado con curiosidad despertará sus espíritus, será la terra ignota donde resucitarán sus esencias. Disfruten de sus expediciones. Permitan al miedo caminar junto a ustedes, que les roce, incluso que pase a través suyo. Y cuando haya pasado, giren el ojo de su espíritu para escrutar su estela. Allí por donde haya pasado el miedo, estará todo, estarán sus verdaderas esencias, sus mundos conquistados... ¿Alguna pregunta?
Una de las chicas levanta la mano y pregunta: - ¿Seré feliz?
- ¿Quieres decir si dejarás de tener miedo? – la chica asiente.
- No.- le contesta el chico con una gran sonrisa...
La chica se rasca la cabeza... y vuelve a preguntar - ¿A que hora es el embarque?
- ¡Ya! ¡Por orden alfabético, vayan subiendo a bordo! ¡Señor Altaír!
Sonámbulo empiezo a subir la pasarela... tengo miedo de que ceda bajo mi peso. El niño tiene que subir a cubierta para que pueda pasar... Estoy arriba. El niño grita el siguiente nombre.
- ¡Señor Ángel! – Tiene una cadena de acero alrededor del cuello amoratado, como si se hubiera liberado tirando de ella hasta partir el eslabón más débil...
Señorita Erika! – Subió corriendo y le pregunto al niño donde estaban los servicios, el chico le hizo un gesto y ella desapareció corriendo.
Señor Mel! – Veo como saca un pequeño objeto metálico... un teléfono... lo mira con asco y rabia y lo tira al agua... Se acerca al agua y mientras lo ve hundirse empieza a aplaudir, a bailar, a saltar mientras repite una y otra vez - ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! – Empieza a subir, pero de pronto, con el gesto serio, se para a mitad de camino, y vuelve a bajar a tierra. Escruta el agua atentamente, y luego, sin más, vuelve a subir.
-¡Señorita Pepapoderes! – La ultima chica sube por la pasarela, mientras se seca los ojos, y se suena ruidosamente la nariz.
Se sueltan las amarras. Se izan las velas. Podemos navegar.
2 Comments:
(aplausos)+ y + (aplausos), la gente se pone de pie y sigue aplaudiendo esta gran historia del embarque..¡¡¡¡ qeu weno.
Muchiiiiisimas gracias¡¡¡¡¡
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