Mirando los zapatos....
Parece ser que, en un descuido, se produjo el pecado original. Una chica desnuda (¿o tal vez era un joven?) le dijo a un chico:
- Casualmente he encontrado una manzana, ¿tienes hambre?
- Pues no lo recuerdo, supongo que sí.
- Come de mi manzana...
- ¡Gracias mi amor! Sólo tú sabes saciar mi supuesta hambre. Supongo que comer de los frutos de este árbol del Bien y del Mal no nos producirá ningún mal, ¿no es así?
- Probemos....
Siglos más tarde, resultó que, en otro descuido, un funcionario mirando la puesta de sol, pulsando descuidado un botón muy bonito, produjo la fusión nuclear
... una serie de descuidados intereses privados provocó una guerra nuclear... O al menos, eso dicen.
Nadie conoció nunca las razones, por lo que hubo una paz mundial sin rendiciones ni concesiones, pero sobre todo sin precedentes. Todos estuvieron de acuerdo en no tener la culpa, ya que no había culpas que admitir. Puesto que a todos se les olvidó en un descuido.
Un viejo y descuidado magnetófono de la desordenada librería de la plaza principal del archivófono de la Real Capital rezaba lo siguiente:
- La guerra la iniciasteis vosotros...
- No... ¡¡¡fuisteis vosotros!!!
- Pero acaso no os acordais del exterminio?
- ehh... no... ¿acaso os acordáis vosotros?
- mmmm... pues no... ¡mirad! ¡alguien ha dejado una botella del mejor champán francés aquí, justo en la mesa de negociaciones! ¿brindamos por la paz mundial?
- ¡brindemos pues! ¿sin rencores?
- esto... ¡sin rencores!
En dicho archivo se pueden encontrar -si lo pretendes- unas deslucidas fotos de un viejo capellán y un almirante con las gafas torcidas que se dan la mano en un descuidado ademán de "no-sé-qué-hago-aquí-cuando-quisiera-tomar-unas-cañitas-con-mis-colegas".
Presiento que en realidad se están mirando los zapatos.
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