La gran revolución de mil y pico
Las ideas fluyen yermas, a la deriva, y mueren sin llegar a nada aquí, en la tierra de los descuidos. Un mundo abocado a su propio fin. Un fin lento, que despacito va consumiendo ciudades y gentes.
“Nunca nada funcionó bien y nunca nada funcionará bien, con lo cual el futuro es probable que tenga mismo resultado.” Rezan los lugareños y no les falta razón.
Hacia el año mil y pico, pues la fecha exacta se olvidó, hubo una gran revolución que trató de cambiar la dirección de las cosas. Se propuso poner en marcha grandes cambios con los cuales terminar de una vez por todas con la trayectoria de continuos despistes que el planeta seguía. Los más notorios fueron:
1º- Suministrar mensualmente a todos los ciudadanos una agenda o diario y lápiz en la que anotar cada uno de los acontecimientos diarios que fuesen importantes de recordar.
2º- Cambiar el nombre del planeta por uno más acorde a la nueva dirección que se pretendía tomar.
3º- Que todas las obras y proyectos que se realizaran a partir de aquel momento pasasen una revisión periódica cada quince días para comprobar su buen funcionamiento.
Los resultados de estas fueron los siguientes:
1º- Todos perdían u olvidaban su agenda o diario o el lápiz en cualquier lugar, o simplemente se olvidaban de anotar o los acumulaban en sus casas. Aparte los organizadores, en su despiste, no contaron con la enorme deforestación que provocaría aquella ley.
2º- Se propuso a concurso el cambio de nombre del planeta, se rellenaron millones de hojas con los nombres que todos los ciudadanos propusieron, otros millones de documentos siguieron al trámite de selección del nombre ganador. Al final cuando ya se había elegido nombre, y cuatro árboles que quedaban temblaban, algún despistado tiró la colilla encendida de su cigarro sobre el montón de documentos provocando el mayor incendio de la historia del planeta y perdiéndose con ello el nuevo nombre.
3º- La revisión periódica hizo que se tuviesen que rellenar formularios de comprobación con lo que los cuatro últimos árboles no dieron ni para dos días. Aparte de que normalmente los revisores nunca llegaban a terminar la comprobación, descuidados terminaban mirándose los zapatos...
2 Comments:
parece que el despiste genera burocracia?
historia basada en hechos reales :P
Publicar un comentario
<< Home