Marcha
Mi consciencia es primero un toque calido y húmedo, cada vez menos lejano, en mi mejilla derecha. Es el hocico de un perro curioso.
Luego es horizontalidad, el abrazo abierto de una tierra dura.
Luego es la gravedad, pesada, convincente.
No sé que me ha pasado. No sé porque estoy aquí.
Hace mucho que no reconozco constelaciones. Mis miradas son demasiado breves, en cielos demasiado nuevos. No puedo descubrir sus nombres.
Hace mucho que no veo un mapa, y las venas de la tierra… son difíciles de encontrar cuando eres un forastero.
Oigo voces, murmullos exóticos. Que extraño y reconfortante resulta ahora no entender tampoco eso.
Puedo mover mi cabeza, y mis ojos se abren con dificultad. No demasiado lejos contemplo un trasiego triste, de delgadas figuras. Es una marcha, caminan todos, en una misma dirección.
Una misma dirección. La tierra seca me arranca una lágrima.
En un mundo sin giro… ellos recorren su ecuador. En un mundo que te detiene, aprenden a caminar, heridos de olvido, con cada paso que dan. Si parasen, todo pararía. Si parasen, mi corazón…
El mar que nos ha traído aquí… era un mar de olas arrancadas. El movimiento que siento, es una terrorífica nostalgia, que ojalá nunca deje de morderme.
Que nunca deje de morderme, porque quiero contar las cosas que he visto, siempre.
2 Comments:
Que nunca deje de morderme.
Salud.
Que me mastique lentamente
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