lunes, marzo 13, 2006

¡Soy un planeta polimorficamente perverso!

Soy el planeta de la primavera adelantada.

Mi piel es prado, mi cabellos la libertad del cielo.

Mis habitantes están predestinados; Sus corazones serán sorprendidos por las avenidas de un amor salvaje, cuando más tranquilos y confiados estén. Y yo danzaré feliz sintiendo el latido de sus pasiones¡
Soy el planeta de la primavera adelantada.

Todas mis criaturas son inocentes e ingenuas, cada vez que un amor los atraviesa, olvidan que en la siguiente hora, otro más asombroso de lo que jamás soñaron, les sorprenderá.

Mis niños son felices; les cuesta parar de reír.

Soy un planeta polimórficamente perverso. ¡Y me encanta!.

Hacen los rayos del sol que los niños adoren salir de las escuelas, y hago con las brisas que los paseos sean inolvidables, que en cada contemplar un paisaje se preñen los labios de una sabia conversación, que nacerá enseguida, con impaciencia, entre besos y sonrisas….

Soy dueño de la música que no puede dejar de bailarse, mientras se escucha con esa parte del alma que hace que los pies naden y los días se salven.
Tengo encandiladas a todas mis gentes, atrapadas entre maravillas…

Para los forasteros tengo ese amor imprescindible, y necesario, al que solo ellos pueden sobrevivir, porque llevará sus corazones hasta el borde de la grieta, hasta el acantilado de la romántica desesperación.

El hechizo de la envidia envenena dulcemente los atardeceres… cada crepúsculo ofrece la visión que les recordará lo que creen que nunca han tenido… Para luego descubrir, bajo un cenador florecido, que maravillosa invitación es la nostalgia de lo bellamente deseado.

Mis poetas son inagotables, y cada amanecer, cada rayo de sol que besa el despertar de dos amantes, es censado en sus memorias. Bendicen la intimidad, como clarividentes embriagados…