miércoles, marzo 15, 2006

El inmigrante entre las flores

Erika baja del barco. Desciende segura. Respira hondo.

Erika, ¡contrólate! Este planeta no te va a vencer.

Ojos amorosos otean mi efigie, y saludo con hierático gesto a esta población enajenada. Una vez hallé en un libro el secreto físico del amor. La Inmaculada Concepción de las endorfinas. La felicidad está descrita con palabras exactas. Y yo las leí en mi cadalso.

Camino prados preñados de ardor. Entre la multitud descubro un rostro extrañamente conocido. Y yo nunca olvido una cara. De entre cientos de rostros penosos que vinieron a mi mente reconocí una cara capturada en la fotografía mecida por un expectante desesperado.

- Le están esperando, de allá de donde vinimos. De nuestro último planeta.

- Pues lo siento, mantenga mi anonimato, yo no deseo volver. Olvidé por fin lo que es la melancolía.

- Es usted un Elycs asqueroso.

- Y usted una lagarta, no me vuelva a molestar.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Dos horas para Alejandria (te dejé un mensaje en una botella en "El Faro"). Quiero escribir rn los pequeños mundos"...me dejais?
nomasalla@yaho

o.es

12:09 a. m.  
Blogger pepapoder said...

claro que si...

el pasaje aún está abierto

Bienvenido/a

quién eres?

2:32 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

¿Te gustan las partidas de poker en primavera y acariciar anemonas mortales en mares profundos? ;)

10:19 a. m.  

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