El inmigrante entre las flores
Erika baja del barco. Desciende segura. Respira hondo.
Erika, ¡contrólate! Este planeta no te va a vencer.
Ojos amorosos otean mi efigie, y saludo con hierático gesto a esta población enajenada. Una vez hallé en un libro el secreto físico del amor. La Inmaculada Concepción de las endorfinas. La felicidad está descrita con palabras exactas. Y yo las leí en mi cadalso.
Camino prados preñados de ardor. Entre la multitud descubro un rostro extrañamente conocido. Y yo nunca olvido una cara. De entre cientos de rostros penosos que vinieron a mi mente reconocí una cara capturada en la fotografía mecida por un expectante desesperado.
- Le están esperando, de allá de donde vinimos. De nuestro último planeta.
- Pues lo siento, mantenga mi anonimato, yo no deseo volver. Olvidé por fin lo que es la melancolía.
- Es usted un Elycs asqueroso.
- Y usted una lagarta, no me vuelva a molestar.
3 Comments:
Dos horas para Alejandria (te dejé un mensaje en una botella en "El Faro"). Quiero escribir rn los pequeños mundos"...me dejais?
nomasalla@yaho
o.es
claro que si...
el pasaje aún está abierto
Bienvenido/a
quién eres?
¿Te gustan las partidas de poker en primavera y acariciar anemonas mortales en mares profundos? ;)
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