Llueve
La naturaleza de Equis es extraña, la carencia de sombras, la luz pura atrapada en los átomos del vacío sólido que envuelve las cosas, el misterio de sus ciudades abandonadas y el silencio que acecha a los sonidos.
Todo es extraño en Equis.
- Va a llover - Dijo el viejo maestro observando ceñudo el extraño cacharro de mediciones que sostenía entre sus manos.
Miré al cielo. Estaba limpio de nubes, azul y claro. No parecía que fuese a llover. Pero en todos los años de estudiante que llevaba junto a mi maestro jamás se había equivocado. Tenía la certeza de que él conocía todo sobre el universo y que yo nunca llegaría a comprender ni tan siquiera una cuarta parte, ni en un millar de vidas. Aun así me aventuré a hacerle la observación.
- Maestro, no parece que vaya a llover. El cielo esta despejado completamente y hace un buen día, con un sol radiante -
- Espera y veras - Me sonrió burlón y guiñándome un ojo se dio la vuelta y se puso a caminar silbando con aire despreocupado.
El sol estaba alto, las tres del mediodía debían de ser, el calor sofocaba y ninguna nube amenazaba en el cielo.
La lluvia llegó sin ruido alguno, relajada. Aquella lluvia tenía la apariencia de la nieve cuando cae, pero en lugar de los fríos copos de agua helada caían copos de sombras cubriendo todos los espacios donde la luz del sol no incidía. Pronto mi sobra me seguía allí donde caminase detrás de aquel viejo que despreocupado silbaba abriendo la mano a medias para que los copos se aposentasen bajo sus nudosos dedos.
4 Comments:
Un saludo a todos los navegantes.
al menos alguien más ha salido de su camarote, aunque sea para que le caiga encima una lluvia de sombras
besos
los cuentos mágicos sólo salen en luna creciente yomi ;-)
pues anímate, que la luna ya está creciendo...
Me alegra verte, aunque sea en un comentario
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