Luna nueva
Ya ha anochecido, empiezo a asearme como siempre.
Observo que al pasar la lengua por mi lomo se desprende más pelo de lo habitual, como a mechones.
Asustada miro al cielo, está oscuro y lleno de estrellas que me observan como miles de ojos inmóviles. No veo la luna por ninguna parte, hoy hay luna nueva y la metamorfosis se volverá a producir como otras veces...
Los gatos siempre hemos sido bastante lunáticos, esta noche que no hay luna desaparece también mi aspecto felino, dejando a la vista un cuerpo de mujer tan efímero como la noche.
Noto como brazos y piernas se me estiran y van dejando caer impúdicamente el pelo que me cubría. La espalda se me alarga mientras la cola se me acorta hasta desaparecer por completo. Las orejas se me van redondeando y el peludo hocico desaparece dejando en su lugar una nariz un poco alargada y una boca pequeña. Durante la metamorfosis las sensaciones son una mezcla de dolor, escalofrío y pudor.
Al final quedo convertida en una mujer delgada, de pechos pequeños y firmes, cara alargada y pelo corto algo más grueso que el de cuando era gata. Mis ojos mantienen sus pupilas gatunas y la visión nocturna, por lo que tengo mayor sensación de poder ser descubierta.
La tenue luz de las estrellas se refleja en mi blanca piel desnuda y yo trato de encogerme para no ser vista por los pasajeros del barco, claro que ahora ocupo mucho más que un gato, así que tendré que buscar un escondite hasta que llegue el alba y con ella vuelva a recuperar mi aspecto felino.
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