lunes, junio 12, 2006

Anima et Animus

Estoy tumbado en una hamaca… en la cubierta del barco, flotando sobre el puerto de Equis. La ausencia de sombras sigue desorientándome, aunque ya me siento mucho mejor… Tanto que ya empiezan a dolerme cosas que habían estado tranquilas, latentes, durmientes…
La vista es reconfortante, su estética es nutricia, el mar veteado, la arquitectura sobrecogedora de la ciudad, el cielo…
El cielo me regala una reminiscencia, tan real…
En la noche de mi olvido, amanece un recuerdo crepuscular:

Veo otro cielo, otras nubes preñadas de tormentas, siento un viento de tierra amante y húmeda en mis cabellos. Esta naciendo una lluvia, en otro tiempo, en otro lugar. Puedo oler las cosas que me reconocen, los árboles que se dejan trepar por mi, los senderos que conocen mis pasos, los llanos secretos de bosques que están enamorados de mi silencio.
Una pregunta truena “¿Dónde están los míos?”
Veo un rostro hermoso; los cabellos rubios y ensortijados, los ojos verdes. Me recrimina llena de furia: “¡Me miras como si no me hubieras visto nunca!”


Miedo… Miedo es lo que me hace caer desde mi recuerdo ensoñado, con palpitaciones, con sudor frío.

Luego, una calma esperanzada.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

;)
un guiño¡
;)
eh?
lo ves? lo ves?
;)

8:17 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home