lunes, agosto 28, 2006

Fuera de la taberna del puerto



Un simpático chihuahua me saluda.

Mientras le acaricio, se engancha a mi pierna nerviosamente. Este animalito se equivoca de perra.

"Chiquitín... yo no voy a poder aliviarte... ¿por qué no te buscas otra perrita que te ladre?

"¡Porque no las hay!" Escucho a lo lejos, a mi izquierda, como un desaliñado viejo hombre de puerto interviene en mi conversación con el perrito. "¡Aquí no hay perras!"

Minutos más tarde, más calmado, prosigue su discurso. "Esto era distinto antes, aquí había perras que hacían honor al gran nombre del planeta frívolo. Desde que abandonamos el uso ritual de la cerveza, y empezamos a abusar de forma lúdica del rico fruto de los mares, todo es distinto. A los hombres no se les levanta y las mujeres se quedan dormidas en mitad de la faena. ¡Es un desastre! Afortunadamente yo ya soy viejo, y no tengo que andarme con estas hordas de borrachos desconsolados. Si yo fuese usted, me lo montaba con el perro."

- Amable señor, ¿cómo se llama usted?
- Me llamo Pedro
- ¿Le importa que le ponga su nombre a mi nueva mascota?
- En absoluto, me haría usted una persona feliz
- Pues ya somos dos
- Entiendo... ¿se lo va a montar con el perro?
- jaja... no, no de momento. Quiero que me acompañe en mi viaje
- ¿Y en lugar del perro, puedo acompañarle yo?
- Demasiado tarde, querido. Usted no ha sido tan atrevido como el perro. Él me lo pidió antes.

3 Comments:

Blogger yomi said...

Dios mio!! ¿que es eso que entra en el barco junto a pepapoder?

Tiene poco más o menos mi tamaño, pero ¡¡es un PERROOOOOO!!

FFFFUUUFFUUF

11:35 a. m.  
Blogger pepapoder said...

tranquila yomi,

a él también le gusta la leche.

Seguro que os lleváis bien.

12:17 p. m.  
Blogger Tyrannosaurus Reflex said...

Once you go wild, you never go back...

11:45 a. m.  

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