Fumando espero...
Apurando mi último cigarrillo del cuarto paquete de los 10 cartones que compré en el viaje (a saber cuándo puedo comprar más, y en este barco no se aplica la Ley Antitabaco, gracias a dios), empiezo a sentirme nerviosa e inquieta. Hace horas que no vemos nada, sólo alguna que otra sirena desorientada (sí, chicos, yo SÍ LAS VEO), buscando algún Ulises que les haga sentirse poderosas.
Uy… parece que llegamos a un planeta, lo que pasa es que está muy lejos…
Mala suerte, un pedrusco galáctico.
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