Fiebre
Cuando pongo un pie sobre el Planeta Rave (antes conocido como Juicio Final), me planteo si aún tendré fiebre y todo el desenfrenado caos que presencio es fruto de mis alucinaciones cocidas a más de 40º.
Y es que, desde que se me ocurrió ir a patinar a Frigia, me he convertido en el mejor amigo de la pulmonía triple. He pasado muchos días encerrado en el camarote, con una bolsa de agua caliente en la cabeza (en realidad dos, para poder cubrirla entera) y bebiendo los corrosivos ponches de ron y huevo que me traía Ángel ("remedios naturales, remedios naturales"-decía, y una vez tuvieron que rescatarme del mascarón de proa, donde me había encaramado para cantar carnaval).
En Luna mora, me atreví a bajar al festival de cuentos. Me puse un grueso abrigo de pelo de lagarto (desconfiad de la publicidad del Corte Inglés: ¡¡no abriga ná de ná!!) y escuché los relatos hasta que llegó mi turno. Subí al escenario, me puse colorado (no sirvo para esto...), cinco segundo de silencio tenso... y un ataque de tos grumosa... Los de la primera fila se llevaron un recuerdo imborrable de mi persona (ADN incluido), y juraría que, como en los espectáculos de vodevil antíguos, un largo bastón me agarró del cuello y me sacó de escena...
Los baños turcos creo que me terminaron de curar...
Pero ahora, en mundo Rave, me parece que he vuelto a recaer... un caos orgiástico y desenfrenado... gente gritando, bailando, bebiendo... incluso he visto a un mono que, si no era el propio "Caspa", era su hermano gemelo... me vendió un reloj a muy buen precio.
Decididamente, vuelvo a ser víctima de un proceso febríl.
Entraré en una taberna a por ponche de ron y huevo...
1 Comments:
Monstruoooooooooooo¡¡¡¡¡¡¡
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