lunes, enero 23, 2006

Me he quedao traspuesto

Dime ¿Qué crees tú?
¿Qué crees que hace el Tiempo?
¿Cuál crees que es el trabajo del devenir?
¿Para qué sigue navegando el dragón solar, día tras día?
¿Qué quieren contar las infinitas lunas que nos han acariciado los cabellos?

¿Qué crees tu que pretenden mis caricias?
¿Cuál crees que es el destino de mis manos recorriendo tus cálidas dunas?
¿Para qué sigo suspirando tan cerca de tu mejilla, día tras día?

Cada atardecer, sigo viendo ese guiño en la luz del crepúsculo. Cada atardecer, sigo encontrándome en el alma el susurro que dejaste allí para que yo lo encontrara.
Es como una música, maravillosa, persistente, para enternecer un corazón, para enverdecer una esperanza.
¡Y te digo que me sale sola, como me sale una sonrisa! Sale mi llamada a mi corro, junto a mi fuego, en la mejor hora posible.
¡De verdad te lo digo! ¡No lo pienso! “Reflejo y deseo, una misma cosa”
Junto a los míos, y entre sonrisas, celebramos el logro de nuestra paciencia, y tejemos nuestros misterios, de una sola manera, entre las infinitas posibles. De una sola manera.
Sé que puedes entenderlo, igual que sólo me estremezco de una sola manera, cuando siento tu aroma a tierra húmeda, cuando quiero que el calor de tu boca, caiga en mis labios...
Noche tras noche, constelación tras constelación, compañía tras compañía, arriban los nuestros, regresan al hogar con las mejores noticias posibles. ¿Qué mejor noticia, que el final de nuestra jornada, que el descanso junto a los tuyos?
Entonces, dime: ¿Cuál es el secreto que te susurra la constancia de mi sonrisa? Dímelo, por favor, intenta decírmelo, entre beso y beso, entre una mirada y un apartarte el flequillo, y un recogerte este rizo...
Hay en mi biblioteca, un antiguo mapa, que no tiene dueño, y que esta vivo. ¿Sabes que cuenta ese tesoro? Desgrana todos los nombres de todos los silencios de los cielos estrellados, y de todas las fuentes que la luna llena ilumina en todos los vergeles. Y en su cuadrante superior izquierdo, revela los senderos nocturnos entre los hielos resplandecientes y los arroyos helados de las tierras finales... Así que déjame insistirte, mientras te cubro con mi sábana, y te devoro con mi sonrisa... ¿Sabes ya la respuesta? Dime, todo esto; ¿Para qué?

Recuerdo el dilema de los artesanos, cuando, al principio, embriagados de su propio arte, no podían mover sus dedos, sus tornos estaban parados, las herramientas dormidas... Hasta que aquella niña pequeña, atravesó corriendo sus salas, arrasando con un gorgojeo risueño, manoteando el aire entusiasmada...

¡Por fin! ¡Sí! ¡Esa es la respuesta! ¡Para eso me empeño en que no olvides tu largo nombre compuesto, ese que apenas usas, y que finaliza con el mío! ¿Te vas a preocupar por la fragilidad de tu memoria?¿No has visto ya lo tenaz que puedo ser?

- ¡Altaír!, ¡Altaír! ¿Estas dormido?
- Estaba... creo... Joder con los caucásicos...