viernes, marzo 31, 2006

El eclipse

En estas últimas horas de monótono y precioso rezo propiciatorio local, el balbuceo que se oye desde el barco es más intenso. Tiene la cadencia con que se relatan los cuentos.

Sus lamentos susurran la leyenda de la noche que llegará en el día. El primer sol cederá por fin a los quejidos de los icaritas. Se desvanecerá en un fortuito eclipse, escondido tras la sombra proyectada de Ícaro, desde el segundo sol. Como el espectáculo de los atardeceres y de las pequeñas muertes crepusculares de otros mundos pequeños, sobre pesados mares.

En la luz de la oscuridad llegará el instante clarividente, cuando tomen la consciencia brutal de su origen y del caos primigenio. Desde la fugacidad brotarán las fuentes de la esperanza, también del miedo. De las pequeñas y grandes certezas. Así apagan su Sed: mirando en el abismo. Esconderán sus llantos en las melódicas ráfagas de brisas invisibles, allá en el filo, para volver después a la abrasadora verdad de cada uno de sus días olvidados. Y a la inequívoca verdad de la ausencia total de recuerdos.

Ruith, hace tanto calor... tienes suerte de poder refrescar tu alma en el azul de tus ojos.

Desierto

Doy vueltas por el barco y no veo a nadie, casi todos han bajado a un mundo desértico y yo me encuentro en el barco desierto.
Mel debe estar en alguna parte, escucho sus estornudos, pero no lo veo.

Doy vueltas por el barco, busco al niño lama, siempre tiene una sonrisa. Alguna vez me he acercado a el, me acaricia el lomo, me ayuda a relajarme. Yo le ronroneo a cambio.

Hoy no encuentro a nadie.

jueves, marzo 30, 2006

Caida

Lentamente, se deslizó hacia la salida de la gruta. Se detuvo justo en el umbral, enfriándose con el aire exterior. Permaneció allí unos segundos, sintiendo el vértigo ante la altura... la pequeñez ante el mundo. Mantuvo el equilibrio frente al gran abismo, frente al insondable precipicio. De repente resbaló y cayó....




La gota de moquillo se estrelló contra la página del periódico.


Snifff... ¿¿¿La alergia??? ¿¿¿aquí??? Imposible, sólo soy alérgico a... Y no recuerdo haber visto ninguno... ¿tendrán antiestamínicos en el botiquín?

Abro la puerta del camarote, dispuesto a buscar la medicina y me la encuentro de sopetón, en el umbral....




La primera bola de pelo rejurgitada...




Hay uno.

MiaaAAAauuuu

Ffffff, miaaaAAuuu

Salgo corriendo de la habitación oscura donde estaba encerrada, me parece que ha sido Erika quien me ha abierto la puerta.

Lo último que recuerdo fue que me había escondido tras una puerta, un mono le dio un empujón y allí me quedé.

Corro hacia la cubierta del barco, ya me da igual que me vean, de tanto esconderme terminé por quedarme encerrada.

La diferencia de temperatura entre el planeta junto al que hemos atracado y el espacio en que flotamos hace que haya bastante oleaje. El barco se bambolea de un lado a otro.



Yo intento no resbalar por la cubierta, pero por más que saco las uñas menos firme estoy y mi cuerpo se desliza de un lado a otro del barco, tropezando con todo lo que hay por medio... y dejando pelos por todas partes

Espero que se pare de moverse, no se a donde agarrarme!!

Ser otonina o no ser: that is the question.

Escribo un cuento lento, con pasos comatosos, entre las ondas de las arenas.
Empiezo a caminar con el atardecer y busco una sombra al amanecer, que me haga de noche.
Dejo que el destiltraje me invada los esfínteres, en busca de cualquier cosa más o menos liquida.
Mi pituitaria tira de mi, me arrastra como un camello enloquecido en busca del espejismo prometido, agarrándose al aroma afrodisiaco de la humedad.

Cualquier atisbo de placer hace días que ha huido de mi, de mi cuerpo en proceso de curtido, hace días.
Una vez pasado el síndrome de abstinencia de la serotonina... mi yo es otro.
He cambiado, he dejado la droga glandular.
Ahora estoy vacío.
Solo tengo un desierto, una noche de estrellas que me miran con recelo, y un edén que me regalará cosas que ya no añoro, una vez que he tenido que deshacerme del pesado fardo del placer.

De vez en cuando, desentierro una rosa del desierto. No puedo cargar con ella, no puedo arrancarsela a la arena... y tampoco quiero. Solo me quedo mirándola un instante, escuchándome, intentando adivinar algún estremecimiento... pero solo resuena el desierto, dentro y fuera de mí.

¿No es esto placentero?

No. No lo es. Es otra cosa... Es una cínica prepotencia, es un triste olvido, es una sobriedad simpática.
Serotonina o estimulación exagerada de los lóbulos prefrontales... esa es la cuestión.

Soy una atención errante, llena de llanura.

¿Quien quiere estar en el desierto?
Camino por el silencio de mis días; es mi consuelo la desolación inhumana del devenir, infalible y segura.



lunes, marzo 27, 2006

"Dios creó Ícaro para probar a los creyentes"

¿Dune, Arrakis, Icaro? ¡Que más da! Me gusta el minimalismo, cuando es tan exagerado… Quiero descubrir los gusanos autóctonos, la especia con la que prolongan la vida y la conciencia, el color de los ojos de sus fremens nómadas…
¡Siempre quise llevar un destiltraje! Y poder beber mis propios fluidos reciclados. En la boutique de nuestro velero interplanetario, un orgulloso sastre me entregó uno a medida. ¡Si!

Piso la arena hirviente, y siento el subyugador abrazo de una sequedad purísima e inhumana… siento el corazón alarmado. Me avisa de lo inhóspito, del peligro de muerte, y de la libertad.

Me encanta este erial. El desierto esta preñado de verdaderas sendas. ¿Cómo puede ser esto?... La respuesta estalla resplandeciente en mi cráneo recalentado; ¡Porque el oasis existe! ¡Lo sé! ¡Puedo olerlo!...

Quiero escuchar como mana el agua de su manantial.

sábado, marzo 25, 2006

Real

Llevo demasiados dias sin salir del camarote, sin pisar los últimos planetas en los que hemos atracado.

Aprovechando la tranquilidad de la noche, salgo a dar un paseo por la cubierta. Intento no pensar en el maldito chimpancé. Las últimas noticias que recibí de él eran que ya firmaba mis trabajos con su nombre y que había cenado varias veces con mi novia. Es que uno ya no se puede fiar. Espero que no se esté poniendo mi ropa...

Me acerco a una chica que, desparramada sobre la barandilla del barco, mira fijamente el mar. Antes de que la alcance, vuelve hacia mí sus ojos febriles. Apesta a whisky...... de garrafón de siete años...

- ¿Y si todo esto es mentira?- balbucea- ¿ Y-y si esto que consideramos la Realidad no es más que un engaño? Puede que todos los pasajeros de este barco, en realidad estemos conectados a potentes ordenadores, viviendo una creación virtual... puede que en verdad no estemos cerca, ni nos conozcamos... que todo sean bytes y microchips.... como en aquella película... MATRIX

La gente flipa sola cuando atrinca más de la cuenta... ¿qué puñetero ordenador tendría capacidad suficiente para crear estos mundos y este universo infinito?

Espero que el mono no se esté poniendo mis calzoncillos.


jueves, marzo 23, 2006

Las arenas vivas

Caí de bruces sobre la arena. Quemaba. Esta me rodeó ávidamente tratando de devorarme, penetraba con violencia por mi boca, nariz, ojos... sentía como desgarraba y calcinaba mi carne. Desesperada luché con las pocas fuerzas que me quedaban, pero el peso de aquel océano dorado me ahogaba rápidamente en un monstruoso estomago de arena viva.

- Vamos, vamos mi niña. - Llegó ahogada la voz de Ruith. Sus fuertes brazos me liberaron de la arena - Aun no es tiempo de dejarse vencer. -

Cariñosamente me sacudió el cuerpo y pasó sus manos sobre mi pelo. Aquel viejo tierno, de rostro quemado, surcado de ampollas y grietas me miraba con ojos piadosos, ojos azules y profundos como mares.

- Ruith ¿Cómo he llegado aquí? ¿Cómo llegaste tú y los demás? - La compañía se perdía ya a lo lejos y asiéndome del brazo nos pusimos a caminar tras ellos.

- No, no lo se mi niña. Tu llegaste ayer, pero muchos llevan aquí años y yo más años que todos. Soy el último de los primeros llegados. ¿Qué recuerdas de antes de ayer? -

Traté de recordar. Sabía que no pertenecía a aquel lugar cruel, recordaba mi nombre y el hecho de que antes había vivido otra vida muy lejos de allí, pero nada más. Todo lo anterior al terrible ayer en que aparecí en medio de aquel desierto y sentí el infinito odio de los soles solo era vacío y silencio, como si jamás hubiese vivido antes.

- Nada - Exclamé desesperada.

Quería llorar, pero Ruith me lo había prohibido diciéndome: "Esas lagrimas son tuyas, guárdalas solo para ti y cuando nadie te vea, pues si los otros las viesen te las robarían para apagar su sed, el fuego de sus gargantas, de sus entrañas y la desesperación de sus almas sedientas. Si las malgastas pronto se te agotarán y serás como yo un viejo que combate la sed bebiendo el barro de su boca y sus sueños."

Cuando quise ofrecerle mis lágrimas, me miró agradecido y las rechazó diciendo:

- Son tuyas. Las necesitarás más que yo.-


Alcanzamos al resto de la compañía que encorvados y mudos arrastraban sus cuerpos calcinados. Miré atrás y vi como los profundos surcos dejados por nuestras huellas desaparecían mostrando tan solo el vacío de arena. Sentí terror.

- Ruith ¿Moriremos? - Necesitaba saber si merecía la pena seguir adelante, sufrir esa inconmensurable desesperación, el horror de aquel maldito desierto y sus dos soles, verdugos implacables de pecados que ni siquiera recordábamos.

Lenta me llegó la respuesta cuando ya creía que no me había escuchado.

- Ya estamos muertos mí querida niña. La pregunta es ¿Viviremos?
Llevo quince años muriendo y sé que ese maldito edén está en alguna parte y no acabaré entregando mis huesos a este mundo cabrón sin antes haberlo encontrado. -

Me miró desde las azules aguas de sus ojos y me sonrió. Y comprendí que su sonrisa era el surco de un río y sus palabras cascadas.

Soy sudor

dejo la estela de húmedas huellas
inventando estériles caminos, lo sé,
o capturando el de otras gotas ahora muertas
que un día me precedieron.

Soy sudor

que se desliza por una piel hirviente
una gota espesa que vaga sin futuro
esperando ser secada, evaporada por el sol.

Soy sudor

desvanecido y humillado.
Lastrado.

Dios mio... ¡Está lleno de estrellas!

Stela Maris

Cada onda que la quilla rompe, es un suspiro liberado. Nuestro barco deja una estela, evidente y breve…
Veo al capitán en el puente, a través de los ventanales. En una penumbra fluorescente, escruta las cartas con unos ojos infinitos. Los compases bailan entre sus dedos descifrando las rutas seguras y antiguas.
¿Se navegar?
¿Cuáles son mis caminos?
¿Dónde están los planisferios con los que sueño?
Arrebataré algún recuerdo de mi exilio, a las nostalgias que se extienden entre cuentos y afectos, hogueras y noches azules.
Si este cielo me defrauda, guardaré un silencio nuevo; porque la melancolía gotea en el eje de mi consciencia. El ritmo de ese destilar, está mas allá del tiempo.



miércoles, marzo 22, 2006

Ícaro

Ícaro no conoce la noche, no conoce la sombra. Es un inmenso desierto de arena hirviente. Cuando en el horizonte muere el sol otro nace en el horizonte opuesto.

Los Icaritas no nacen, simplemente un día aparecen. No recuerdan como llegaron o de donde vienen, no recuerdan nada. visten jirones de piel seca sobre sus carnes calcinadas y agrietadas, la sangre les hierve en las venas lenta y densa como plomo fundido y el aire les quema gargantas y pulmones haciendo que vomiten un aliento de fuego. Condenados a vagar día tras día en busca de cobijo, de sombra y agua, caminan sin descanso. Saben que si en algún momento caen o dejan de caminar el desierto los devorará para siempre.
Buscan el edén de Ícaro. Un hermoso vergel que nadie jamás ha visto, libre de los despiadados soles, donde manantiales de agua fresca dormitan bajo inmensos arboles frutales que pasean largas sombras sobre húmedas alfombras de hierba.

Y mientras caminan rezan:

Dios es agua
Dios es un Océano
El hombre, sudor

Cántala otra vez, Battiato.

Vivir no es muy complicado
si puedes renacer después y cambiar varias cosas,
las frivolidades y tanta estupidez.
Mientes, tú mientes bien.
Cuando te tengo junto a mí tu me das la razón
y quisiera decirte que prefiero estar sólo,
y el animal que yo llevo dentro
no me ha dejado nunca ser feliz.
Me roba todo, hasta el café.
Me vuelve esclavo de mis pasiones,
sin desistir jamás, y nunca espera.
Y el animal que yo llevo dentro te ama a ti.
Dentro de mí chispas de fuego
y el agua que lo apagará.
Si quieres ver como arde espárcelo en el aire
o déjalo en la tierra.
Y el animal que yo llevo dentro
no me ha dejado nunca ser feliz.
Me roba todo, hasta el café.
Me vuelve esclavo de mis pasiones,
sin desistir jamás, y nunca espera.
Y el animal que yo llevo dentro te ama a ti

Au.

Navegamos bajo una noche. El cielo es devorador, estrellas nuevas y seductoras. Y una luna.

Una luna inmensa y tiránica. Parece la luna más llena del universo, única para una primavera eterna.

Mi hígado se revuelve en mi costado, con una lujuria rabiosa. Quiere aullar, con una boca babeante y lasciva.

Es una luna torturadora, que condena a la consciencia a sus licántropos, conscientes de las caricias que laten en las puntas de sus garras brillantes.

martes, marzo 21, 2006

Vajra, Vajra, Yonten Vajra.

Camino distraído por la cubierta. Mi mente salta entre los recuerdos fugaces… Me parece ver una cara nueva entre la tripulación.
Escucho una voz familiar. Es el canturreo del niño lama… me dejo vencer por su voz, que como un calido abrazo me acerca a él.


UN LIBRE, ESPONTÁNEO Y RELAJADO CANTO VAJRA.
por el venerable Lama Guendun Rimpoché


La felicidad no se consigue con grandes sacrificios y fuerza de voluntad;
ya está presente en la relajación abierta y en el soltar.
No te esfuerces, no hay nada que hacer o deshacer.
Todo lo que aparece momentáneamente en el cuerpo-mente no tiene ninguna importancia,
sea lo que fuere tiene poca realidad.
¿Por qué implicarse con ello y después apegarse?
¿Por qué emitir juicios sobre eso y sobre nosotros?

Es mucho mejor dejar simplemente que todo el juego ocurra por sí mismo,
Surgiendo y replegándose como las olas -sin alterar ni manipular nada-
y observar cómo todo se desvanece y reaparece mágicamente,
una y otra vez,
eternamente.

Es nuestra búsqueda de la felicidad lo único que nos impide verlo.
Es como perseguir un arco iris de vivos colores que no alcanzas jamás,
o como un perro intentando atrapar su propia cola.
Aunque la paz y la felicidad no existen realmente como una cosa o como un lugar,
están siempre disponibles y te acompañan a cada instante.

No creas en la realidad de las experiencias buenas y malas;
pues son tan efímeras como el buen tiempo y el mal tiempo, como los arco iris en el cielo.

Deseando aferrar lo inaferrable, te agotas en vano.
En el instante en que abres y relajas ese apretado puño del aferramiento, ahí está el espacio infinito, abierto, seductor y confortable.

Sírvete de esta espaciosidad, de esta libertad y tranquilidad natural.
No busques más.
No te adentres en la enmarañada selva siguiendo el rastro del gran elefante despierto, pues ya estás en casa descansando apaciblemente enfrente de tu propio hogar.

Nada que hacer o deshacer, nada que forzar, nada que desear, nada falta.

¡Emahó! ¡Maravilloso!Todo sucede por sí mismo.

"Una carraspera"

“Una carraspera”…
Machaco la metáfora en el yunque mental… Por fin mi contertulio se decide a atacar el vacío blanco, cuando un extraño tumulto se desplaza entre las gentes.
Veo aparecer casi a ras del cielo, una nube rosa y translucida que parece zumbar… y dos caras de pánico conocidas, que huyen de ella, mirandola con pánico, desesperadas y con muy poco arte.
- ¡Mierda! ¿Qué pasa ahora?... – El escritor levanta con fastidio su pluma, y mira en dirección al zumbido…
- ¡Compañeras de viaje! Parece que ya han tenido bastante…
- ¿Y usted?... a estas alturas, ya debería estar delirando… - Me sonríe irónicamente, mientras hace pendular su pequeña y estilizada espada de Damocles, sobre el papel blanco y tembloroso…
- Delirando… Lo que usted llama delirio... yo lo llamo un simple olvido.
- Pero aun así, ha decido marcharse… ¿Verdad?... – por fin, y con una rapidez pasmosa, cae sobre el folio, hiriéndolo con una caligrafía hermosamente mortal, y arrancando limpiamente la hoja. Con las heridas todavía frescas, me la entrega…- Es una pena, su inmunidad resultaría muy enriquecedora…
Sonriendo doblo y guardo cuidadosamente el papel, mientras estrecho la mano de mi nuevo amigo. El contacto de su mano me sorprende.
- Que tenga buen viaje… y buena memoria.
- Gracias.

Gracias

Partimos esta noche hacia el nuevo puerto chipriota de Vassiliko. Unos minutos en las operaciones de carga para poder conectarme a esta particular "patria" que se ha convertido, en pequeños sorbos, internet y sus blogs.
Gracias a Erika por abrirme la puerta a estos perqueños mundos. Aviso a navegantes: no podré escribir todo lo que me gustaría debido a razones técnicas y olvidaros del romanticismo, mundos de ensueño, elfos amigos, susurros y otras sensaciones sutiles: yo, prometo un poco de sal y pimienta, unas gotas de limón y siempre una sonrisa.
Desde Alejandría.

lunes, marzo 20, 2006

¡Cuida esas Manos!

Arde la calle
al sol de poniente
hay tribus ocultas cerca del río
esperando que caiga la noche estoy.
Hace falta valor
hace falta valor
ven a la escuela de calor.
Sé lo que tengo que hacer
para conseguir
que tú estés loco por mí
ven a mi lado y comprueba el tejido
mas cuida esas manos chico.
Esa paloma sobrevuela el peligro
aprendió en una escuela de calor.
Vas por ahí sin prestar atención
y cae sobre ti una maldición
en las piscinas privadas
las chicas desnudan sus cuerpos al sol
no des un paso
no des un mal paso
esto es una escuela de calor.
Deja que me acerque
deja que me acerque a ti
quiero vivir del aire
quiero salir de aquí.
Arde la calleal sol de poniente
hay tribus ocultas cerca del río
esperando que caiga la noche estoy.
Hace falta valor
hace falta valor
ven a la escuela de calor.
ven a la escuela de calor.
ven a la escuela de calor.

domingo, marzo 19, 2006

"Atenchion plis...

Love is in the air".

Leo este mensaje que aparece en una gran pantalla cuya función parece ser la de marcar la temperatura actual, así como el nivel de polución existente en ese momento en el planeta de la primavera adelantada.

Sólo por curiosidad, me apetecía sentir esa sensación dulce y amorosa, por lo que decidí descender del barco... claro, siempre detrás de Erika, por si acaso. Canturreo una vieja canción infantil para meterme en situación. Y fue entonces cuando noté algo extraño:

- Las ni-ñaaas booo-nitas no pa-gaaan diiii-nero... Erika, ¿qué es ese olor como a pollo frito?

- Oh... ¡mierda! ¡Malditas feromonas! Pepa, corre antes de que sea demasiado tarde. ¡Nos han tendido una trampa para esclavizarnos de por vida a este planeta!

Me coge del brazo y echamos a correr, mientras oímos zumbidos olorosos sobre nuestras cabezas. Erika me protege con sus brazos y, jadeantes y exhaustas, nos escondemos bajo las raíces de un viejo árbol esperando a que pase la marabunta erótica.

- Tranquila Pepa, mientras estés a mi lado nada te sucederá.

- Pero Erika, yo empiezo a notar un pellizco en el ombligo... ¿Tú no notas nada?

- No, gracias al cielo me caí de pequeña en una marmita de feromonas. Ya no siento ni padezco. Una pena. Pero existo y me va bien, qué carajo.

Pasado el zumbido, salimos corriendo, volvemos al barco. Izamos las velas.

Vamos a zarpar.

Love is in the air.

Entre 10.000 caucasianas, quiero un par de tazas de cafeína liquida y humeante. Para la resaca.

Este mundo es el infierno de los alérgicos al polen… los senderos limpios y sinuosos, se deslizan entre jardines, parterres, rincones para amarse.

Todos lucen una sonrisa encendida o nostálgica, o estupida, pero siempre una sonrisa.

Veo una barra al aire libre, y le saco brillo a mi pulsera de plástico, y a mi sonrisa de turista resacoso…

- ¡Hola! Un desfibrilador, por favor… ¡Que sea doble!

- Creame; dentro de un rato, le sobrará tanta adrenalina en el cuerpo.

Me interpela todo un personaje… Maduro y apuesto, de mirada seductora y aspecto pulcramente bohemio… Me habla sin apartar la vista de un cuaderno, al que no deja de amenazar con la punta de un estilo.

- Soy un inmigrante… también tengo cierto excedente de ingenua desconfianza, y de algunas historias curiosas… y de alcohol en sangre… por cierto… ¿Saben hacer el ruso blanco?...
- Sus compañeros de viaje y usted, están amenazados… Este planeta ha hecho su propio experimento genético en las pituitarias de sus aborígenes…
- Déjeme adivinar… ¿Feromonas?

Me he ganado la primera mirada directa y una sonrisa franca…

- Si señor… Feromonas, endorfinas, hormonas multicolores volátiles e inflamables… Ahora mismo usted y sus compañeros están siendo olisqueados, y dentro de poco, el efecto de los efluvios que su sistema endocrino esta percibiendo por debajo de su umbral consciente, les hará… ¿Cómo decirlo?... Sudar…
- ¡No se puede estar siempre en celo!
- En este planeta… esa frase no tiene sentido… Lo que usted, forastero, llama celo… aquí no es más que una carraspera.

viernes, marzo 17, 2006

Haiku primaveral y adelantado.



Quiero todas las flores para ti.




miércoles, marzo 15, 2006

El inmigrante entre las flores

Erika baja del barco. Desciende segura. Respira hondo.

Erika, ¡contrólate! Este planeta no te va a vencer.

Ojos amorosos otean mi efigie, y saludo con hierático gesto a esta población enajenada. Una vez hallé en un libro el secreto físico del amor. La Inmaculada Concepción de las endorfinas. La felicidad está descrita con palabras exactas. Y yo las leí en mi cadalso.

Camino prados preñados de ardor. Entre la multitud descubro un rostro extrañamente conocido. Y yo nunca olvido una cara. De entre cientos de rostros penosos que vinieron a mi mente reconocí una cara capturada en la fotografía mecida por un expectante desesperado.

- Le están esperando, de allá de donde vinimos. De nuestro último planeta.

- Pues lo siento, mantenga mi anonimato, yo no deseo volver. Olvidé por fin lo que es la melancolía.

- Es usted un Elycs asqueroso.

- Y usted una lagarta, no me vuelva a molestar.

lunes, marzo 13, 2006

¡Soy un planeta polimorficamente perverso!

Soy el planeta de la primavera adelantada.

Mi piel es prado, mi cabellos la libertad del cielo.

Mis habitantes están predestinados; Sus corazones serán sorprendidos por las avenidas de un amor salvaje, cuando más tranquilos y confiados estén. Y yo danzaré feliz sintiendo el latido de sus pasiones¡
Soy el planeta de la primavera adelantada.

Todas mis criaturas son inocentes e ingenuas, cada vez que un amor los atraviesa, olvidan que en la siguiente hora, otro más asombroso de lo que jamás soñaron, les sorprenderá.

Mis niños son felices; les cuesta parar de reír.

Soy un planeta polimórficamente perverso. ¡Y me encanta!.

Hacen los rayos del sol que los niños adoren salir de las escuelas, y hago con las brisas que los paseos sean inolvidables, que en cada contemplar un paisaje se preñen los labios de una sabia conversación, que nacerá enseguida, con impaciencia, entre besos y sonrisas….

Soy dueño de la música que no puede dejar de bailarse, mientras se escucha con esa parte del alma que hace que los pies naden y los días se salven.
Tengo encandiladas a todas mis gentes, atrapadas entre maravillas…

Para los forasteros tengo ese amor imprescindible, y necesario, al que solo ellos pueden sobrevivir, porque llevará sus corazones hasta el borde de la grieta, hasta el acantilado de la romántica desesperación.

El hechizo de la envidia envenena dulcemente los atardeceres… cada crepúsculo ofrece la visión que les recordará lo que creen que nunca han tenido… Para luego descubrir, bajo un cenador florecido, que maravillosa invitación es la nostalgia de lo bellamente deseado.

Mis poetas son inagotables, y cada amanecer, cada rayo de sol que besa el despertar de dos amantes, es censado en sus memorias. Bendicen la intimidad, como clarividentes embriagados…

lunes, marzo 06, 2006

Arrastro mi cuerpo por la cubierta. Doblo una esquina, y allí está otra vez.
Sentado en un rincón sombrío donde su calva y su túnica azafrán resplandecen. Meciéndose en un invisible y calido mar amniótico, con los ojos entrecerrados, y las manos acariciando un mala. Me dejo caer cerca de él.

- ¡Tienes la resaca más grande del universo!

No puedo responder, ni quiero recriminarle nada, solo suelto un bufido…

- ¿No lo notas?... esta brisa… ¡Sabe que vamos a visitarle…!

Me burlo de su entusiasmo con mí más fingida cara de asombro…

- Te va a sentar bien… a todos… ¡Próximo destino; EL PLANETA DE LA PRIMAVERA ADELANTADA¡

Y desaparece sin más… Aunque esté solo, no puedo callarme…

- Que derroche de teatralidad…

¿Ya os váis?

Silenciosos y apesadumbrados, mientras dirigimos nuestros pasos hacia la barcaza que nos lleva al barco, oímos la delgada voz del último Elycs con el que nos toparemos.



Que tengáis suerte...

jueves, marzo 02, 2006

Me he perdido...

... y me encuentro caminando por suelos amalgamados de rupturas y lamentos.

Joder, no es aquí donde desearía encontrarme. Yo no busco la búsqueda, sino el encuentro. Por eso embarqué en este puto barco...

Un haz de luz embota mi cuerpo, para abandonarme casi instantáneamente a una austera oscuridad. Espero y confío en que vuelva a mí. Estoy sola y preparada para la ansiada iluminación, al menos fugaz, que me proporciona el enigmático faro local.

Llega y me envuelve... y desaparece. Se lleva consigo un trozo de mi veleidad.

La echo inmediatamente de menos... pero vuelve de nuevo y me ilumina.

Esperaré a que me lleve mi barco o mis sentidos.

El faro


Desde una antigua roca vomito luz sobre los navíos perdidos. Toda la vida como cíclope vigilante, indicando el camino a aquellos que vuelven a casa. Despejo la oscuridad, soy portador de esperanzas. Muestro los afilados dientes de las bestias que acechan ocultas, invisibles a los ojos de las incautas presas.

Pero en ningún buque llega la que me condenó a esperarla, a atar mi alma a la luz que ha de guiarla.

miércoles, marzo 01, 2006

Marcha




Mi consciencia es primero un toque calido y húmedo, cada vez menos lejano, en mi mejilla derecha. Es el hocico de un perro curioso.
Luego es horizontalidad, el abrazo abierto de una tierra dura.
Luego es la gravedad, pesada, convincente.

No sé que me ha pasado. No sé porque estoy aquí.

Hace mucho que no reconozco constelaciones. Mis miradas son demasiado breves, en cielos demasiado nuevos. No puedo descubrir sus nombres.
Hace mucho que no veo un mapa, y las venas de la tierra… son difíciles de encontrar cuando eres un forastero.
Oigo voces, murmullos exóticos. Que extraño y reconfortante resulta ahora no entender tampoco eso.

Puedo mover mi cabeza, y mis ojos se abren con dificultad. No demasiado lejos contemplo un trasiego triste, de delgadas figuras. Es una marcha, caminan todos, en una misma dirección.
Una misma dirección. La tierra seca me arranca una lágrima.

En un mundo sin giro… ellos recorren su ecuador. En un mundo que te detiene, aprenden a caminar, heridos de olvido, con cada paso que dan. Si parasen, todo pararía. Si parasen, mi corazón…

El mar que nos ha traído aquí… era un mar de olas arrancadas. El movimiento que siento, es una terrorífica nostalgia, que ojalá nunca deje de morderme.

Que nunca deje de morderme, porque quiero contar las cosas que he visto, siempre.